
Por sus mil virtudes, la lavanda es una de mis flores favoritas. Su aroma y color me invitan inmediatamente a la relajación. Las espigas, con sus tallos verdes muy delgados y sus flores pequeñitas son muy delicadas y verlas en grandes cultivos, es un espectáculo.
Puedes emplearlo de mil maneras. En la cocina, le dará un aroma muy especial a tus postres y a la miel.. Si tienes la oportunidad de tenerlo en una maceta o sembrado en tu jardín, florecerá de Mayo a Octubre y podrás entonces guardar las ramitas secas con las que podrás decorar tu baño.
El aceite esencial es un aliado de nuestra salud. No dudes en conseguirlo en una farmacia o en una perfumeria conocida para que su calidad sea óptima.
Y precisamente, a la hora de preparar un baño que te ayude a dormir bien y a descansar, que mejor idea, que preparar unas sales tu misma. Llena una taza de sal marina en piedritas, a la que puedes añadir una mezcla hecha con una cucharada de aceite de almendras y unas gotas de aceite esencial de lavanda. Deja que las piedritas de sal se impregnen de la mezcla y guarda el excedente en un recipiente de vidrio bien cerrado para que no se evapore. Utilízalo cada vez que quieras.
Con las flores secas puedes confeccionar un potpourri que impregnará de un dulce perfume los rincones de tu casa. Confecciona saquitos de tela o simplemente corta pedazos de tela dándoles la forma de circunferencia y llena con un montoncito de flores de lavanda seca. Ciérralos con una cinta. Puedes dejarlo en tu dressing o en tu closet o armario; no solo te daran un perfume delicioso sino que aumentará las polillas.

Mis amigas con hijos pequeños me cuentan que en épocas de epidemia de piojos, unas goticas de lavanda los auyenta de forma instantánea; haz una mezcla de media cucharadita de aceite de almendras y mezcla con una o dos gotas de aceite esencial de lavanda ; coloca una mínima parte de esta mezcla cerca de la orejas de tus pequeño con cuidado de no crear una alergia o de quemar la piel de tu niña o niño.
Precioso!
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